Alimentación e introducción de alimentos
Desde el comienzo de la vida humana, la manera en la que los niños crecen y se desarrollan es emulando la conducta que observan en los adultos. Una de estas conductas es la de la alimentación.
Esto se puede observar también en la naturaleza con otros animales mamíferos: al inicio de la vida los bebés y crías toman exclusivamente leche materna; poco a poco, mientras mantienen la leche materna, van introduciendo en su dieta las plantas y alimentos que la madre toma, directamente de la boca de la madre o de la misma fuente de donde ella lo ha adquirido.
De esta manera, aprenden a diferenciar los distintos alimentos que pueden consumir de forma segura y a mantenerse alejado de los que la madre no consume; siendo el paso final el cese del consumo de la leche materna.
Es evidente que este proceso de alimentación no se da en todos los animales al mismo ritmo ni se inicia al mismo tiempo, cada especie tiene su momento específico.
En el caso de los seres humanos, podemos observar que el bebé está listo para ser introducido a los alimentos sólidos a partir de los 6 meses, cuando la saliva cambia su composición, obteniendo una enzima (Tialina) que ayuda a descomponer los alimentos y el reflejo de extrusión ha desaparecido (la lengua se arrastra hacia fuera de la boca para expulsar cualquier objeto extraño).
Es importante anotar que aunque está listo para ser introducido a alimentos sólidos diferentes de la leche materna, ésta sigue siendo el alimento principal, manteniéndose y poco a poco cediendo paso a la alimentación externa, hasta que el niño es capaz de ingerir los nutrientes necesarios desde esta ingesta de sólidos.
Otro aspecto que podemos observar es que les atrae mucho lo que el adulto come, buscan su plato y suelen echar la mano para intentar agarrar algo. Si nos damos cuenta, suele pasar que es en este momento cuando rechazan más los potitos y triturados si ven que tú estás comiendo algo diferente; es decir, les atrae lo que la madre o el padre comen ante un alimento que se vea diferente en su plato.
El método más tradicional de introducir los alimentos a los niños siempre ha sido en trozos de alimentos enteros; hacer purés y pasar la comida es una manera que se introdujo de manera relativamente reciente en la historia de la humanidad, y aunque pueda parecernos que es más ventajoso porque evitamos el atragantamiento, lo que en realidad está pasando es que le estamos enseñando que puede ingerir grandes cantidades de alimentos (la cantidad de alimento que cabe en un potito comparada a el mismo espacio ocupado por alimentos sólidos en trozos) y no necesita trabajar la musculatura de la boca para ello; aumentando el riesgo de atragantamiento posteriormente.
Con ello no sugiero que los triturados deben ser desterrados de la dieta, pues como adultos, también comemos cremas y sopas. Debe entenderse que no se sugiere como forma de presentación única del alimento.
Otro aspecto de los triturados es que deben darse con la cuchara, haciendo necesaria la intervención del adulto, a la que el niño se acostumbra, no regulando él mismo la cantidad de alimento que ingiere. Es importante ayudar al niño a aprender a utilizar los utensilios, y parte de la ayuda es utilizar la cuchara para mostrar cómo se lleva a la boca. En este caso, me refiero a la costumbre de no dejar a los niños experimentar con los cubiertos para empezar a obtener experiencia.
Por ello, os animamos a seguir investigando e informaros acerca de los diferentes métodos de introducción de alimentos y de alimentación en la que se respeta el ritmo de desarrollo del niño y su cuerpo, así como su capacidad de autorregulación.